miércoles, 3 de abril de 2013

desgracia


que desgracia
que desgracia
estoy odiando a la naturaleza humana
estoy odiando a mi mismo
ondiandome

que desgracia
¿para que hacer algo si no es posible hacerlo bien?
¿para que hacer algo si no será lo mejor posible?
fea, sucia, de mal gusto y tercermundista.
así es mi pieza.
así es tu pedaso de vida.

¿para que hacer algo?
que desgracia
ojos verdes, muy bonito, pero boca fina y mal cuidada.
de mal aspecto, pero atractiva, mal aliento.
buen color, llamativa prestancia, impoluto linaje, inaccesible...

más vista como aristocrática desde algún futuro posible.
criticable
criticada sin justificación ninguna:
podría haber tomado aquello en cuenta,
podría haber sido distinta.

que desgracia.
¿que hago aquí ante esto sin otro aspecto que fiel reflejo?
mejor estar solo o mal acompañado que dar lastima en ridículo.

se reirán de mí, así como yo río de los míos.
¿más qué hay de esos, los otros, que tanto admiras?
¿esos que admiro?
tarde o temprano, contesto, serán míos.

que desgracia
inclemente es esta vida

2 comentarios:

  1. Las cabelleras doradas de una puber llegan justo hasta donde se desarrolla el engranaje de sus articulaciones inferiores, que rico ese perfume, claramente importado, que hermosa la manera en la que elije ver con desprecio un chicle pisado antes que mis pupilas atentas y excitadas, que encantadora manera de mostrarme que no existo. Seguimos forzando la ruptura para poder fugarnos a un lugar donde la soledad nos obligue a pensar que crecemos, siempre igual, no nos vamos a resignar todavía mas cuando de a poco los sueños se fueron acercando tan imprudentes, tan violentos.
    No hay mucho para decir, mirá esta red social que encontramos, mirá la justificación de la burguesia en la belleza de la oferta y la demanda, que bien que está organizada la orquesta, que lejos de la batuta, que cerca del suelo, que tercermundista mi comentario y este bolg y tu amigo con su pensamiento precario, que lindo que es todo cuando sabemos que muere.

    ResponderEliminar
  2. Hay una conexión entre uno y otro, como si la premeditación fuese parte de un relato que nunca se llevo a cabo, donde la letras encuentran un sentido en un vacío tan grande como la incertidumbre,pensado en una distancia sin tiempo, y sin sitio físico. Una red invisible, invencible, sostiene nuestras relaciones, nuestras emociones, y hasta la frustraciones. Que seria de la vida si no pudiésemos odiar, odiarnos, sentir la respiración de una mujer, beber, cojer, bailar, yo no creería en un dios que no supiese bailar, dice un amigo o algo, con el que me acuesto cada noche desde hace semanas, pero yo no creo. Soy un especialista en arruinar momentos, en perder partidos ganados, no creo pero he vuelto, y estoy en un destino incierto, y la amistad, hasta la amistad, exige el odio por momentos.

    ResponderEliminar