domingo, 24 de junio de 2012


Esto que publicaré tiene nada relacionado a lo que cualquier meticuloso pueda pensar con el título de mi blog. Sin embargo lo hago porque tengo ganas, soy yo después de todo.

Quiero decir, los que leen mi blog solo son amigos míos, gente interesada en mí.

Sí. Seré breve...

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Único número:

Quienquiera que haya tenido éxito en algo fue solo porque así lo quiso.

No creo en la inteligencia, no creo en la suerte. Tal vez me guste el destino, un poquito. Leí a un profeta pensarnos como barcos y decir algo así como que la pasión es un viento que sin inteligencia como velero tiene rumbo ninguno. A mí esta frase me parece redundante. Seguro, para tener éxito alguno algo de inteligencia es necesario. Pero esa inteligencia es ya un supuesto de la pasión. Pensamos que cualquier empresa es pro-puesta: lo efectivo tiene como antecedente una representación intelectual. Quizas Gibran se refiere a la prudencia; esa característica tan burguesa. Quizás tenga algo de razón en ello.

Y sin embargo me quedo con lo que escuche decir a L. F. Leloir, el bioquímico argentino. Solo es necesario trabajar para alcanzar la meta.

¿Entonces que hay del pasional?

Un colega alemán lo tildó de bruto. Y no solo de bruto, sino de insensato; insensato en tanto que negligente. Nosotros tenemos corazón, podemos sufrir mucho. Solo que somos responsables, no damos demostraciones imprudentes. A veces ellos no se dan cuenta que con sus conductas involucran a otros en sus cuestiones personales. Incluso cuando estos otros son íntimos a veces tenemos que sobreactuar para de alguna manera apalear sus potencialidades.

Yo creo que todo esto es mierda. Una mierda que luce bien. Una mierda que luce y suena bien porque tenemos nuestros ojos y oídos acostumbrados a ella. Estamos acostumbrados a entender eso como la/o norma-l.

Pues a mi me gusta Diego Armando Maradona. Sí, somos dos anormales.


Amigos, descubrí algo:

Esto es, ¡soy un hombre pasional!