lunes, 26 de septiembre de 2011

Privacidad en la era de las comunicacioneS

Muchos dicen y nadie duda que la gente comunica mucha más información de la que hasta hace poco tiempo compartía. Esto se debe a la fabulosa expansión del uso de internet en la población mundial. La cantidad de información que la gente (cada día más individuos) pone hoy a disposición de los cibernautas es casi inconmensurable. Se podría decir, entonces, que este proceso se mantiene y por lo tanto la cantidad aumenta progresivamente. Tan progresivamente aumenta al extremo que, y aquí viene lo que me interesa comentar, se me ocurre está al límite de trasvasar el salto cualitativo.

El contenido de la información que se brinda al cibernauta está por diversificarse. La actitud de dar y dar, propia de la que genera cantidad, habrá de vaciar a la información disponible, y por tanto tomará de la que usualmente no se daba, para poder seguir dando. Así el individuo revelará más y más a cerca de su persona, y así el significado de lo que entendemos por privacidad necesariamente reducirá su continente.

De esta manera, lo que otrora generaba pudor, ahora es objeto de comunicación desvergonzada; y si como dije: este proceso sigue en marcha, lo que ya no da vergüenza exponer más tarde será objeto de deber. Es decir, la gente se sentirá en la necesidad de exteriorizar lo que hoy da igual decir, y que es lo que antes no se develaba. La parsimonía de la desverguenza actual deviene entonces en inestabilidad. La exteriorización de lo privado es el arrojo de aquello que resulta incómodo poseer; o mejor dicho el develo de lo que no se tiene que mantener encubierto. Así neutralidad se transforma en positividad... ¡Debo mostrar! Y esta positividad no estará fundada en moral alguna, como hoy nadie se atreve a decir que se debería tener un facebook, sino puramente en estética, estética, estética, estética:


“[…] allí están las parejitas adolescentes y adultas, filmándose y revelando la cinta en la red, ¡cómo es de lindo que hacen el amor! Compiten ellos con alguna famosilla pareja del ciberespacio, o quizás con aquella de su ciudad; aquí compiten con éstos para no olvidar a las viejas personas... A ver quien junta más vistas es la finalidad del juego.”


¡Cada día nos liberalizamos más! (Todo lo dicho es mío) Y todavía pienso, la forma de lo que yo entiendo por moral, sigue imperando lo mismo... Porque lo íntimo, sea lo que sea, es aquello por lo que su autor no debe dar respuesta... Lindo o feo, conocido o no, es mío y no tuyo, pero no solo es mío sino que además es mío y no te afecta a vos; por eso es que es moralmente íntimo. ¡Es íntimo y por tanto no me puede hacer responsable! Antes no daba respuestas a cerca de por qué no jugaba al "juego de la llave”, y no las daba porque las llamadas no venían legítimas; hoy respondo al “¿por qué no tenés facebook?” solo por una cuestión política; pero mañana, si no es que no quiero mostrarme en bolas en la red, cosa que muy probablemente pase, también será cosa mía si te lo explico o no... Allá cada uno de nosotros quien se deje llevar por la corriente de lo atractivo, pues solo lo inveteradamente bueno puede juzgarnos… Y solo una persona tiene cosas por las que retarme.