viernes, 14 de septiembre de 2012

Algunas reflexiones sobre las calles y sus nombres: de un desvelado para su amigo personal de Tucumán



¿Qué nombre deberíamos ponerle a nuestras calles? Lo digo porque el nombre de referencia de los lugares está íntimamente ligado a la idea que las personas tienen sobre el lugar y viceversa. Seguro que cuando sentimos la palabra Rivadavia, no solo podemos pensar en el primer presidente de la confederación, sino además en el futbol que jugábamos, los cohetes que tirábamos y los vecinos que molestábamos jugando al rin raje. Incluso, podríamos descubrir que Bernandino Rivadavia fue una persona con la que nosotros no estaríamos de acuerdo, y, sin embargo, no terminaríamos de amargarnos con él, porque eso significaría dejar de simpatizar con parte de nuestro pasado... Lo mejor, sin lugar a duda, sería que cada calle elija un nombre que le sea propio: porque, de un lado ¿qué hizo esa calle para ser pensada como Rivadavia, Mercedes o 2 de Abril? y del otro lado ¿que hizo Rivadavia, Mercedes o 2 de Abril para que su trascendencia en el mundo sea confundida con el futbol, la pirotecnia o el rin raje? Y sin embargo no es posible hacer hablar a las calles para elegir el nombre con el que quieran ser llamadas, así como es para muchos de nosotros tarde ya para lograr que nos recuerden con otro nombre. Esto es así porque el hecho de nominar, por definición, es un acto de imposición. Y como para todas las imposiciones hemos desarrollado sanas costumbres, existe la sana costumbre de hacer que nuestros padres nominen a sus hijos y que nuestros representantes bauticen a las calles.

Entonces surge la pregunta, ¿cómo deberíamos llamar a nuestras calles? Mi opinión es que el nombre debería representar la característica más saliente del lugar, acorde a nuestras intenciones. Esto no solo es lo que de alguna manera u otra hacemos cuando ponemos nombres a las cosas, sino que en el caso particular trae además buenas consecuencias como causa.

I

Ponerle un nombre a una cosa no es como bautizar a un perro. Los justificativos que daríamos si se nos preguntara "¿por qué?" no podrían ir mucho más lejos que un "porque me gustaba". Barajamos varias opciones, pensando y comparando las más apetecibles, y profiriéndolas a veces para ver como suenan: "Lasi", "Ziña", "Tobi", "Olaf" son las que aparecen cuando además de nosotros, pensamos un poquito en ellos. No ocurre algo similar cuando le ponemos nombres a las cosas. En primer lugar, es extraordinario tener cosas con nombres. Solo los niños les ponen nombre a sus cosas y, aunque sabemos que los barcos tienen nombre, todavía nos extrañamos cuando Silvia nos cuenta que su auto se llama "Jorge". Lo que hace que nominar cosas sea una actividad normal es la consideración que le damos a la cosa misma. Concretamente, le ponemos nombres a las cosas cuando ellas necesitan referencia: Así los predios que tienen nombre son aquellos que existen en direcciones desconocidas, y nadie le pone nombre a su empresa si no es que la quiere hacer conocida. En otras palabras, hacemos que nuestra cosa sea objeto de referencia cuando queremos que otro sepa bien que entre muchas cosas parecidas esta cosa es esta y esta cosa es nuestra. Ahora bien, entre las cosas a las que le ponemos nombres ¿estamos restringidos a llamarlas de alguna manera en particular? Pues no, no veo ningún tipo de necesidad para eso. Lo que sí veo es una buena práctica social formada a esos efectos. Y esta práctica es, no creo que sea objeto de discusión, llamamos a las cosas de la manera en que queremos que sean identificadas por aquellos que van a usar el nombre. "Río de la plata" el nombre del río por el que se quería que se fuera la plata; "Citrar" o "Citrusmax" empresas que se las quiere hacer como exportadoras de limones. Seguro, podríamos haberle puesto otro nombre a los ríos o empresas y así, en lugar de llamarle "río de la plata" le habrían  puesto "de Mendoza", o en lugar de "Citrar" "Mónica"; pero entonces el interprete tendría que memorizar el nombre sin sentido otro que la ideología del bautista. Por lo tanto, alguna regla se infiere de lo dicho: hay nombres que a los efectos de referenciar a la cosa que se identifica son mejores que otros. Y todavía más! El que pone nombre no solo sabe que así será referenciada la cosa que nomina, sabe además que de ese modo presentara eso que es de alguna manera suyo a la sociedad. Por eso es que cuando exaltamos la característica más saliente de la cosa, ¡exaltamos eso que queremos exhibir! El romanticismo alemán nominó a su auto "Volkswagen" y no, "Peugeot"; Algunos llaman a una colina "la lomadita" y otros "la lomada"; Salta llama a su plaza principal "España" y Tucumán le llama "Independencia"; A la calle del rectorado podría llamársele "Juan B. Terán" o "del Rectorado"... (A decir verdad, creo que esto último es algo que bautizar vivos y nominar cosas tienen en común: y así se encuentran "Lolas" y "Cristinas", "Moniquitas" y "Mónicas", "Celestinos" y "Ramones".)

En el sentido desarrollado hasta aquí, digo, me parecería propio que cada municipio tenga su propia identidad. Alguien que viajó por toda la argentina se da cuenta que todas las provincias llaman a sus calles de la misma manera. En todas las capitales de provincia hay una calle Tucumán, y en San Miguel de Tucumán hay calles con el nombre de todas las provincias. Más aún, todas las calles principales de todos los municipios (o ciudades autónomas) son o Alberdis o 9 de julios. ¿A qué se quiso llegar con esto? Seguro hay una razón, y la razón no es tan distinta a la que llevó a algunos a ponerle "Volkswagen" a un coche. Sin embargo, me parece que al ponerle el nombre a estas calles se saltearon el aspecto técnico. Digo, hay nombres que por más importantes que sean, no tienen nada que ver con el lugar que representan, y esto hace que la relación lugar y nombre sea excesivamente impersonal. ¿Cuántos lugares importantes de nuestra ciudad llevan el impersonal nombre de Estados Unidos, 25 de Mayo o Córdoba? Entiéndase bien, no digo que Estados Unidos, 25 de Mayo o Córdoba significan cosas que no son importantes. Solo que los que pensaron en esos nombres parecieron obnubilarse por una ideología. Sería bueno que las calles de la provincia tuvieran nombres que, ante toda ideología, les representen.

II

Cuando las personas ignoran el significado del nombre de un lugar por el que pasan por primera vez no puede ocurrir sino que se interesen o no se interesen por ese significado; en este último caso hay algunos que llegan a investigar sobre su curiosidad. Cuando esto ocurre, el significado de ese nombre se hace conocido por el que pasa por ahí, y si esa persona gusta de la charla, como es el caso de la mayoría de los argentinos, no pierde la oportunidad de asado alguno para divulgar el hallazgo que hizo en aquel inhóspito lugar. Aplicando esto a nuestro caso, no es difícil convencerse de la probabilidad de que alguien se vaya de Tucumán sabiendo que la Virgen de la Merced es la patrona de la ciudad es mucho menor si la calle en donde estaba la congregación de los mercedarios se llama "Rivadavia" y no "Virgen de la Merced". Lo mismo para tantos otros lugares de nuestra ciudad que llevan nombres impersonales teniendo una importante personalidad. Sería útil, digo ahora útil, que cada calle tuviera un nombre que representara algo de ella.

III

Reflexionando sobre el tema, creo que la idea no es tan mala. Aún más, se debería cambiar el nombre de casi todas las calles, teniendo en mente lo autóctono como criterio. Pero para hacer eso no basta con una u otra propuesta legislativa aislada. Sino que habría que elaborar una propuesta general, basada en estudios históricos, sociológicos y psicológicos. Un autorizado grupo de trabajo que se encargue de elaborar nombres propios de lugares que tengan un impacto positivo tanto en la sociedad habitante como en los transeúntes.

viernes, 31 de agosto de 2012

Una reflexión más...


¿Qué es riesgoso? Esta es una pregunta muy profunda que me gustaría elucidarla de una manera muy vaga. Esta manera está determinada a un solo fin, ponderar la posibilidad de que los menores argentinos de 16 años puedan elegir autoridades públicas.///La computadora es un instrumento de mucha utilidad, como los reactores nucleares. Utilizando estos productos de un desarrollo cultural ostensible podemos solucionar muchos problemas. Seguro, cuando solucionamos problemas creamos otros: ¿qué hacemos con los operarios que hacían las veces de computadora o cuando un defecto incalculable aniquila vida presente y futura? Pero hay consecuencias de los productos culturales que no suelen ser consideradas soluciones por nadie, y que usualmente ocurren cuando los productos son utilizados para “malos” fines.///Me avergüenzo de utilizar la metáfora del ganado para aludir al método de los políticos tucumanos. No porque yo sea tucumano y me embarace que eso pase en el lugar en donde me eduqué. Esta vergüenza que tengo es menos egocéntrica: me parece indigno calificar a gentes como bovinos de un puntero político. Quizás mi vergüenza sea antropocéntrica.///Y todavía es cierto que a pesar de arrabiarme con aquellos que usan la metáfora, me exaspero más con esos que usan el método. También es cierto que los políticos tucumanos tienen justificativos, a veces convincentes, de sus prácticas corruptas.///La idea me parece buenísima. Fundacionalmente, la idea de que el ser capaz de producir conceptos que tienen una relación de razonabilidad con el vasto resto de los conceptos que son aplicados en su mundo está en condiciones de ser libre, y por tanto capaz de determinar el sentido político de su comunidad, se aplica a la mayoría de los jóvenes con 16 años que me hablaron y conozco. Sistemáticamente, el proyecto se coteja con las normas del Derecho Civil que dan la oportunidad a los menores de ser calificados “adultos” y poder actuar en el teatro de los actos civiles.///Solo quiero saber que nuestros muchachos no sean calificados como bovinillos de una manada de bovinas. No quiero que este maravilloso producto cultural sea utilizado para fines “malos”. Y tampoco quiero que mis amigos políticos me expliquen que esto que yo llamaría corrupción es un elemento indispensable en la lucha de poder contra el establishment.///Esta predicción tiene pocas probabilidades, por desgracia.///Todavía, siempre es posible que un producto cultural sea inventado en vistas a efectivizar una “mala” idea, y que futuras generaciones sepan hacer cura de una espina.

sábado, 28 de julio de 2012

Después de tanto tiempo, un poquito de Derecho...


Un individuo de sexo femenino pretende determinar su personalidad jurídica como de sexo masculino, posibilidad que provee el sistema jurídico argentino; pero al mismo tiempo rehúsa a una de las consecuencias que el sistema jurídico hace seguir a la condición sexual de la persona, verbigracia: que el lugar de ejercicio de la privación extraordinaria de la libertad de locomoción se ejercita en reclusos penales separados.


Dos notas al respecto:

1.

Estamos en momentos de profundización del individualismo, y celebro este proceso desde mi relativismo activista. Más llamo la atención a la idea de que tal toma de posición fundamental implica una serie de situaciones. Esto si es que se quiere ser coherente, racional.

Una de ellas es que las consecuencias que le seguían a conceptos como el de mujer-varón, que otrora eran calificados como estatutarios por su origen no voluntario, deben ser ahora imputadas a la misma voluntad libre del individuo, por el solo hecho de que hoy esos conceptos se fundan en la autonomía del sujeto al que se le imputan. En nuestro caso tucumano, si la persona eligió no ser trasladada al penal de Villa Urquiza, se debe hacer caso a su voluntad.

No se pretenda resolver estas cuestiones con el ánimo facilista de pretender ser individualista pero incoherente. En tal caso se podría decir, lo que el sujeto elige es su estatus. Una vez que se ha dado reconocimiento jurídico a su voluntad de cambio, se le ha inscrito en un nuevo estatus y, en consecuencia, todas los derivados jurídicas que a la persona jurídica mujer se le adscriben se le harán seguir como norma jurídica a la ahora nueva mujer. En nuestro caso, lo que ocurriría es que llegada la instancia en que el sistema jurídico reconozca a la reclusa como persona varón, inmediatamente debe ordenar su traslado al penal de Villa Urquiza. Mi conflicto con esta posición es el siguiente ¿Cuál es el justificativo del estatus varón-mujer? Desde una posición fundamental de castas, desde la que se ordena individuos en estatus jurídicos según atributos contingentes como sexo, apellido, honor, mérito, puede pacíficamente aceptarse que a la mujer le sigan todas las consecuencias que se les quiera hacer seguir a su condición femenina. Así como lugar en la sociedad política, laboral, y familiar. Pero cuando se resuelve a los tan diversos humanos en una categoría única, la de individuo sujeto de derecho, ¿Qué justificativo serio tiene la creación de status jurídico (como el de mujer) si lo único que eleva y desarrolla el armazón de derechos subjetivos y deberes correlativos es la razón humana insubordinada a calificativo alguno??? Yo, como individualista, me dirijo hasta las últimas consecuencias. 

Mi tesis, en palabras relacionadas a nuestro caso es que, si a la mujer se le permite hacerse sujeto de derecho varón porque así lo quiere, también se le debe permitir elegir el penal en el cual tiene que cumplir su pena. Y es que lo que en definitiva ocurre cuando los conceptos jurídicos se derivan de la autonomía de la voluntad, es que el único límite de la libertad de elección de un individuo es el respeto al otro; todo en un arquetipo normativo en el que los individuos pueden determinar sus proyectos de personalidad moral en amena coordinación. En esta situación, ¿qué justificativo tendría la ordenación del traslado a Villa Urquiza, si el nuevo varón respeta en espontanea reciprocidad a todas y cada una de las personas jurídicas femeninas? 

Las implicaciones mediatas en nuestro caso es que no solo los que han decidido cambiar su género jurídico podrían elegir el penal en donde residir, sino que los que no han cambiado su genero también pueden hacerlo.

En este marco, que me parece espléndido, propongo una pregunta un poco más general (y aquí hago referencia a mi otra entrada: sobre el valor de la familia en los sistemas jurídicos actuales) ¿que sentido jurídico tienen que tener distinciones como la de varón-mujer? 

2.

Esto va en ataque a mis amigos pragmatistas: 

Algún antepasado habría calificado esta situación, tan real hoy por hoy, como bizantina o de gabinete. Y es que el caso resulta interesantísimo... No solo invita a la reflexión aguda para su resolución justa, sistemática. Sino que también es expediente del valor irrefutable de las hipótesis "surrealistas" o de "mero valor científico".

domingo, 24 de junio de 2012


Esto que publicaré tiene nada relacionado a lo que cualquier meticuloso pueda pensar con el título de mi blog. Sin embargo lo hago porque tengo ganas, soy yo después de todo.

Quiero decir, los que leen mi blog solo son amigos míos, gente interesada en mí.

Sí. Seré breve...

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Único número:

Quienquiera que haya tenido éxito en algo fue solo porque así lo quiso.

No creo en la inteligencia, no creo en la suerte. Tal vez me guste el destino, un poquito. Leí a un profeta pensarnos como barcos y decir algo así como que la pasión es un viento que sin inteligencia como velero tiene rumbo ninguno. A mí esta frase me parece redundante. Seguro, para tener éxito alguno algo de inteligencia es necesario. Pero esa inteligencia es ya un supuesto de la pasión. Pensamos que cualquier empresa es pro-puesta: lo efectivo tiene como antecedente una representación intelectual. Quizas Gibran se refiere a la prudencia; esa característica tan burguesa. Quizás tenga algo de razón en ello.

Y sin embargo me quedo con lo que escuche decir a L. F. Leloir, el bioquímico argentino. Solo es necesario trabajar para alcanzar la meta.

¿Entonces que hay del pasional?

Un colega alemán lo tildó de bruto. Y no solo de bruto, sino de insensato; insensato en tanto que negligente. Nosotros tenemos corazón, podemos sufrir mucho. Solo que somos responsables, no damos demostraciones imprudentes. A veces ellos no se dan cuenta que con sus conductas involucran a otros en sus cuestiones personales. Incluso cuando estos otros son íntimos a veces tenemos que sobreactuar para de alguna manera apalear sus potencialidades.

Yo creo que todo esto es mierda. Una mierda que luce bien. Una mierda que luce y suena bien porque tenemos nuestros ojos y oídos acostumbrados a ella. Estamos acostumbrados a entender eso como la/o norma-l.

Pues a mi me gusta Diego Armando Maradona. Sí, somos dos anormales.


Amigos, descubrí algo:

Esto es, ¡soy un hombre pasional!

viernes, 18 de mayo de 2012

Alfonso Prat Gay, tengo algo para decirte:

Seguí MAMAaaaaNDOLA...

sábado, 12 de mayo de 2012

¿Qué pasa por nuestras mentes?


1.

estoy planeando mi fiesta de casamiento

voy a invitar a todos mis amigos

les voy a decir que vengan, que vengan, pero que no traigan sus parajas

que en lugar de venir con sus novias o esposas vengan con sus mascotas

2.

chapagne & dolce gabana es mi estilo

me gusta que se sepa bien quien soy

por eso a veces exagero

3.

¿Invito a todos porque soy generoso?

¿Invito a todos porque quiero que sepan que soy magnánimo?

¿O invito a todos porque con todos la paso bien?


4.

¡A llegado el momento de que nos sinceremos!

"Conócete a ti mismo" dice el criterio rector.

jueves, 10 de mayo de 2012

Sonata respetuosa para un amigo Ortodoxo y sus circunstancias

¿Quién merece respecto?

¿Merece respeto el bien nacido? ¿El que por sus condiciones físicas es llamado bello, el anciano, el menor, la mujer o el pobre, el que tiene un buen nombre, el bautizado? Me parece que no.

¿Merece respeto el habilidoso? ¿El que sabe hacer dinero, el que sabe que es lo que hay que decir para quedar bien, el comprador, el que es bueno para un deporte o una disciplina artística, merece respeto el profesional? Me parece que no.

¿Merece respeto el sabio? ¿El que dice lo justo en el momento debido, el equilibrado, medido o prudente, el consejero, el que estudió mucho y se acuerda y populariza lo que aprehendió? Me parece que no.

¿Merece respeto el bueno? ¿El que ama a todos? ¿El que no le hace mal a nadie y da lo suyo a cada quién, es decir, el que vive honestamente? ¿El que intenta hacer lo que considera que todos deberían hacer en el mismo momento y lugar en que él está deliberando y actuando? ¿El que quebranta desigualdades, el que no se mente con nadie, el que respetando a todos es lo suficientemente discreto como para ser al mismo tiempo tradicional? Me parece que no.

Lo que sí me parece es lo siguiente, todos merecemos respeto.

Merece respeto incluso aquel que no me tolera…

lunes, 27 de febrero de 2012

Javier, el loco

1.

¿Es que gusto de mi?
¿es que mi soledad me desnuda?
Mi espera mantiene una angustia que se vuelve a mi,
y que intoxica con su afrodisíaco olor...

2.

Las maravillas del mundo no están allí esperando;
tampoco son desconocidas invenciones que constante voluntad diseña.
Las maravillas requieren espontáneo consuno de dos fuerzas inteligentes.
Oh tú! si solo de mí dependieras.

3.

Ya nada puede pasar,
seguro que no...
Seguro mañana mi opacidad se tiña del color escurridizo que el trabajo arroja todos mis días.

sábado, 18 de febrero de 2012

Kirchneristas, Perón y los Derechos Humanos

http://www.lagaceta.com.ar/nota/477656/Politica/repudio-Videla-unio-oficialistas-opositores.html

Fíjense como algunos diputados (sobre todo kirchneristas) enumeran entre militares militantes de la libertad a Juan Domingo Perón.

¿¿¿Puede ser esto una paradoja???

¿¿Fue Perón un defensor de la libertad y de los derechos humanos???

Me gustaría leer una tesis doctoral, o investigación autorizada y desinteresada en orden al servicio de inteligencia en tiempos de Juan Domingo Perón.

Quizás la conclución es que "el hizo nada". Yo no lo sé. Soy jurista e ignoro sobre historia argentina. Pero(n), y ¿si lo hizo???

Pues entonces estoy legitimado para decir:

"No se me diga que los DDHH de tiempos de Perón eran otros, pues bien se sabía en aquel entonces de los movimientos de principio de siglo, movimientos que terminaron en una pléyade de declaraciones internacionales de derechos humanos a mitad de siglo, ¡tiempo de Perón!, y que todavía siguen considerados vigentes."

(Llega uno a la conclusión de que todo es una paradoja. Robo es un atentado al derecho de propiedad, calificado como DDHH de primera generación. Corrupción es un atentado a la propiedad de la cosa pública, cosa pública en tanto que "Estado gendarme" de los DDHH de segunda generación. De ahí que corrupción es una manera de robo, o debería serlo. Corrupto soy! No te robo a ti ni a ella, sino al Estado. Estado que tiene que alimentar a el, educar a aquel, y curar a todos ellos. ¡Que hablar de los DDHH de tercera generación! OJO, no soy partidario de esta terminología, es más, me da algo de vergüencita utilizarla. No obstante, critico al vicho desde su interior.)

Grazie per l´ascolto...

viernes, 20 de enero de 2012

"In the normal course of events many men and women are born with remarkable talents; but occasionally, in a way that transcends nature, a single person is marvellously endowed by Heaven with beauty, grace and talent in such abundance that he leaves other men far behind, all his actions seem inspired and indeed everything he does clearly comes from God rather than from human skill. Everyone acknowledged that this was true of Leonardo da Vinci, an artist of outstanding physical beauty, who displayed infinite grace in everything that he did and who cultivated his genius so brilliantly that all problems he studied he solved with ease."

Giorgio Vassari on Leonardo,,,