sábado, 22 de enero de 2011

pobre de mi, soy varón

Quamuis autem fiat acceptilatio imaginaria solutione, tamen mulier sine tutore auctore acceptilationem facere non potest, cum alioquin solui ei sine tutore auctore possit.
Gaius, Institutas, III, 171.

Hoy la regla, si existiera algo como tal para los mayores, debería ser la inversa. Las mujeres, con su poder de seducción, hacen perder la cabeza a los hombres. Los muchachos somos capaces de cualquier cosa por ellas, y el Convencionalismo social y el Derecho, siguen como con inercia, considerándonos más poderosos y capaces de más. Yo creo que ellas ya alcanzaron el statu quo que merecen, al menos en europa y las con que me manejo en tucumán; lo que está muy bien, pero más no mi querida. Creo que la cultura es tan poderosa que mi fervorosa creencia que se resume en que la naturaleza no da la cultura no provee se hace un reduccionismo insuficiente. Es decir, teniendo las hembras el poder de engendrar y de llevar al macho a la locura (el paradigmático caso es Adán), además del estatus especial que la sociedad de juristas siempre les dio, tienen hoy poder material adicional provisto por la cultura. Lo que tiene como resultado un desorden natural espantoso.

En resumen de cuentas, al maravilloso poder que a las mujeres les viene con la naturaleza, además de la menuda consideración social que siempre se le dio, se le suma en la actualidad la porcion de opciones que una cultura sui generis les constituye.


LA SOCIEDAD TOME CONCIENCIA Y NOS RESCATE DE SUS SUMERGENTES EMBUDOS

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