viernes, 15 de noviembre de 2013

Experimento los excesos culinarios


Un día invernal, comida y música internacional. No puedo ni hablar ya. 

La comida engulle nuestros sentidos y nos deja mudos, nacidos de la sangre vertida sobre la nieve.

Espacios cosmopolitanos, emplazados por el piano, la trompeta y la nocturnidad. 

Las velas no se apagan, y los frutos lucen vencen toda tempestad. 

Se rompe la temporalidad y nos situamos ante animales despiezados, que fueron parte de otro tiempo.

El elixir de la vida no sera vertido sino hasta el nuevo despertar; 

nuestro cáliz condenado por sus aguas estancadas, condenado a ser un valle para la mediocridad.

(Ricardo y Javier Dal'Ongaro, La gran comilona, Dal'Ongaro n 7, Gennaio 2013.)