miércoles, 29 de junio de 2011

una alavanza a mi propia autoridad, solo subyugada a tu sexo, fuente de nuestro idéntico olor, olor que nos unge, y por ello nos convierte iguales

asi es, estamos todos a la buena voluntad de los politicos...

mientras tanto yo me declaro Rey a mi mismo;
soy un ungido,
un ungido por mi propio olor

con ello me pongo a la par de Jesus, el de Nazaret...
y como estoy por ensima y por debajo de nadie,
soy juez de mis propios actos,
responsable ante mí, como Rey que soy.

y por estar por encima y por debajo de nadie
soy responsable ante todos.
yo, rey de mi propia personalidad, igual al resto, respeto a todos como dignidades.
por ello respondo ante la falta al respeto de los otros, dignos y reyes de sí mismos como yo.

eso sí, mi olor, el oleo que me declara rey y sacerdote de mi mismo, es inigual al de los otros.
tanto me gusta a mí, como el sabor del sexo de la mujer que amo.

y tal es así que las cosas se confunden,
aveces el oleo de mis bigotes sabe a su vagina.
digo, no porque haya pasado allí yo horas, comiendo su maná;
sino por la similitud de nuestro oleo santo.

oleo santo el que nos declara reyes, autoridades terrenales, el que nos declara sacerdotes, dignidades en los cielos.

yo y ella, ambos, ungidos por nuestro propio olor
el olor de nuestro cuerpo,
uno y sin igual...